La depresión es un trastorno del estado de ánimo y su síntoma habitual es la manifestación de cansancio, abatimiento, decaimiento, irritabilidad, e infelicidad entre otros síntomas que puede ser transitorio o permanente.
La depresión puede tener causas orgánicas o funcionales, nos ocuparemos en esta presentación de las últimas, que se establecen cuando el individuo no satisface sus necesidades
Las necesidades no satisfechas, pueden ser primarias como las de no tener un techo, vivienda, alimento, vestido, sexuales, de relación de pareja y de relación interpersonal en general.
En la depresión hay una disminución general en el desempeño de la mayoría de las actividades cotidianas o situaciones que deben enfrentar las personas que la padecen, bajo rendimiento laboral, disfunciones sexuales relacionadas básicamente por, inapetencia sexual; dificultad para relacionarse con sus familiares, amigos, compañeros de trabajo o estudio si los hubiera, bajo rendimiento académico, trastornos del sueño y o la alimentación
Hay buen número de personas que están deprimidas pero no son conscientes de ello. La depresión puede o no estar acompañada de ansiedad. La persona aquejada de depresión puede no vivenciar tristeza, sino pérdida de interés e incapacidad para disfrutar las actividades lúdicas habituales, así como una vivencia poco motivadora y más lenta del transcurso del tiempo. Estas personas por lo regular no reconocen estar deprimidas.
Factores desencadenantes de la depresión, estrés prolongado, por: desengaños amorosos, contemplación o vivencia de un accidente, asesinato o tragedia, perdida de seres queridos, trabajo, experiencia cercana a la muerte) elaboración inadecuada del duelo (por la muerte de un ser querido) consumo de determinadas sustancias (abuso de alcohol o de otras sustancias tóxicas) y factores de predisposición como la genética o un condicionamiento educativo.
La depresión suele tener importantes consecuencias sociales y personales, desde la incapacidad laboral hasta el suicidio. Desde la psiquiatría, a través de un enfoque farmacológico, se propone el uso de antidepresivos. Pero este tratamiento solo es efectivo si está acompañada de terapia psicológica en especial la llamada Terapia Conductual Cognitiva TCC, los antidepresivos aunque mejoran el estado emocional del paciente, ellos por si solos no cambian las creencias que se requieren para enfrentar el estrés, producido a su vez por los eventos evocadores de depresión.
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